La marcha anormal causa anormalidad en la estructura y función de las extremidades inferiores, lo que lleva a una debilitación de las funciones motoras y de equilibrio, y compensaciones anormales.
Una marcha incorrecta afecta el equilibrio, la coordinación, la fuerza y la resistencia de los niños, lo que resulta en inestabilidad al caminar o correr, aumentando el riesgo de caídas y lesiones; limitando la velocidad y agilidad del movimiento, y retrasando el desarrollo de habilidades motoras;
causando desequilibrio muscular y bloqueando la fuerza y resistencia, etc., lo cual afecta el desarrollo esquelético general y las funciones motoras del niño.